miércoles, 6 de mayo de 2009

Luis Perez Aguirre SJ afirmó sobre el aborto .

No estamos simplemente ante un problema legal sino ante una realidad enorme por su extensión y complejísima por sus connotaciones filosóficas, teológicas, culturales, biológicas, antropológicas, etc. Lo polémico del tema hace que inmediatamente irrumpan en nosotros mil prejuicios y tendamos a polarizar la posición en torno a si nos encontramos ante un crimen o no, si hay que penalizar o despenalizar el aborto, si la vida humana empieza en tal o cual momento, si el feto es una persona, etc.
Todo nos lleva a sospechar que el problema se sitúa a un nivel mucho más profundo que el de legislar o penalizar. Que la fuente del drama del aborto inducido no es la ley ni la solución será exclusivamente legal parece obvio. Con ley o sin ella, la estabilidad de las mujeres ante un embarazo no deseado siempre estará amenazada, además la mayoría de ellas seguirán abortando y el sufrimiento de tantos será irremediable.

Ayuda recordar que en estas situaciones límite todos tenemos derecho a que se respete nuestra conciencia y por tanto a que no se banalice el tema del aborto con simplismos, tremendismos o voluntarismos. Difícilmente encontraremos mujeres que estén a favor del aborto, que sean abortistas a secas. Lo que sí existe, como es obvio, son numerosísimas mujeres que abortan todos los días y en todas nuestras sociedades, cosa que no es lo mismo. La otra evidencia es que cuanto más presión se ejerce en contra de la mujer que tiene un embarazo no deseado, en lugar de disuadirla para evitarlo, más clandestino y más peligroso se vuelve el aborto.

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